En este ensayo Ignasi Perez se centra en criticar de cierto modo la evolución del arquitecto. Primariamente, difiere de los nuevos métodos de enseñanza en las escuelas de arquitectura, que han dejado atrás el dibujo análogo. Explica como la dependencia creciente de las maquinas o softwares nos afectan negativamente como diseñadores y arquitectos. Esta dependencia, crea una lejanía del proyecto y la realidad que como consecuencia nos limita a lo que podamos producir en la máquina. Según Ignasi, hay que vivir en el proyecto y presenciar su concepción por métodos presenciales. De cierto modo, se ha olvidado el dibujo a mano alzada y su utilidad como herramienta de diseño. "...si la línea nos ha ayudado a crear lo analógico y la línea programada nos ha ayudado a crear lo digital, podemos deducir que la línea es la base de argumentación de cualquier ámbito creativo, reflexivo y proyectual...". La frase anterior resume certeramente la genesis del ensayo. Es cuestión de ser estratégicos con ambos tipos de línea (análoga y programática) y extrapolar sus aspectos positivos, logrando un balance que finalmente producirá un diseño "más completo".
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